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Ay la vanidad que es como el azúcar

¡¡Vanidad, vanidad, vanidad!!


¡¡Palabras, palabras, palabras!!


Atados siempre a lo circunstancial, a las luces, a los colores, a creernos significativos e importantes.


No caigamos en la trampa.


No nos dejemos enredar ni engañar en este escenario teatral tan insulso y bobo.


Pensemos en el final, tal y como aconsejan y dicen aquellos.

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