Tiene razón Guardini. Es en cierta etapa específica de la vida que el desengaño tiene lugar. Parece que antes de entrar a dicha fase, el engaño era más intenso y fuerte, y cuando se empieza a vivir este estadio, la intensidad del engaño disminuye, o sea, tiene lugar el desengaño. Se da uno cuenta de la verdad y de la realidad de la vida; como dice Guardini: no todo era tan fácil como parecía (¿a los 18?). Me atrevo a pensar que, incluso, después de esta etapa más intensa de desengaño, y si ella se supera con éxito, continúa uno engañado (Nietzsche), pero quizás, y dependiendo del nivel de agudeza intelectual, en menor proporción.
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