Claro.
Ni la filosofía ni los textos de filosofía (tampoco los profesores de filosofía) pueden ser fácilmente comprendidos o entendidos porque la realidad, de la cual se ocupa la filosofía, no puede entenderse ni interpretarse fácilmente ni es en sí misma fácil o sencilla.
Pero el esfuerzo del estudioso de la filosofía tiene frutos.
Como repitió aquel en ese seminario: el sabor dulce y amargo de las páginas del rollo que se ingiere.
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