La razón y, por ende, la verdad, deben ser buscadas y defendidas siempre, y esto a pesar de las limitaciones intrínsecas de la primera.
Yo creo que esto es claro en el plano teórico; sin embargo, me pregunto por qué aquellos que lo hemos estudiado y repetido tantas veces (por ejemplo, los que hemos estudiado filosofía) a veces pensamos y actuamos tan en contra de los parámetros más básicos de la razón.
¿Será una debilidad humana general, o más aguda en cierto tipo de personalidades y mentes? ¿Que la idea, que puede ser tan clara y disímil, se desvanezca en la acción de la vivencia diaria y desaparezca?
¿Qué podemos hacer para actuar y pensar mejor y de la manera más cercana a una sana razón y a la verdad física y metafísica?
Veo que los sencillos (los que no piensan tanto) en ocasiones resuelven más porque no (se) complican.
Siempre es mejor la sencillez, lo básico. Por eso la amistad de Jesús con los niños.
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