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Las queridas ideas claras y distintas

Claro que ser inteligente no es saber orientarse en un aeropuerto o en una ciudad o tener cosas nuevas o saber cómo adquirirlas o cómo utilizarlas. Claro que ser valioso o realizado no es lo mismo que una correspondencia entre el ser auténtico personal y el deber ser social impuesto (tal estado físico, tal ropa, tal estado civil, tal posición o trabajo, tal colegio o universidad). Claro que ser exitoso o virtuoso o excelente no es lo mismo que tener dinero o ser reconocido social o profesionalmente. Una aparente razón (muy) poderosa para creer una y otra vez lo contrario es, por supuesto, la fragilidad o debilidad de nuestra naturaleza humana, tan proclive al engaño y a creer lo que es mentira. Nuestras flaquezas se evidencian de cuando en vez y frecuentemente.


En cambio, ser virtuoso en cuanto a sus manifestaciones externas, y en varios sentidos, se acerca mucho a la imagen que tengo de un monje cristiano o budista en cuanto a sus hábitos y su forma de vida. Pero incluso esta imagen puede ser susceptible de una interpretación falsa o mentirosa.




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