Nicolás Gómez Dávila
- Andrés Téllez-Núñez
- Mar 23, 2022
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Updated: Apr 4, 2022
La inmadurez y superficialidad propias del ser humano que acumula años y años, y que deberían disminuir según uno se hace más viejo, no me son ajenas.
A medida que pude disfrutar de algunos textos y autores clásicos, empecé a rechazar lo que siempre admiré de la literatura de Nicolás Gómez Dávila.
Pero en estos días he pensado que no debo ser desagradecido.
Si a algo y alguien le debo mi interés por la filosofía es, precisamente, a la obra de Gómez Dávila y a él.
En la adolescencia descubrí sus notas, que, bueno, entendí, y él me animó a meterme por otros caminos filosóficos que también he disfrutado mucho.
Por ejemplo: ¿cómo, sin él, hubiera podido yo descubrir a los moralistas franceses?
¿Cómo, sin él, hubiera podido yo descubrir los Conciertos de Brandenburgo de Bach? A propósito, ¿qué tal los finales del número 2 y del número 3? ¿Fue su autor al cielo y volvió?
Procuraré encontrar su nota o su escolio, pero si no lo recuerdo mal, su descripción de lo que le producía oírlos es fiel.
Disfrutar los números 2 y 3 es ciertamente acercarse al cielo.
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