Abrir la boca debe ser la excepción: es que no es fácil que lo que de ella salga sea la verdad porque es dudoso; así mismo, que mucho de lo que se piensa en el día sea también verdad. El tono de duda es fundamental o, por lo menos, no emitir expresamente juicios de valor. Del pensamiento casi que es única y exclusivamente incuestionable aquel referido a la persona que es la Verdad en cuerpo y alma (Jesús).
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