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Notas

1) Viajar, sí. Viajar resulta algo muy agradable porque se conocen otros lugares y se estimula la mente. Sin embargo, lo agradable del viaje excluye, por supuesto, todo lo que involucra aeropuertos y aviones. Creo que estar sentado durante un promedio de cinco horas dentro de un ventilador estrecho e inestable, incómodo, aunque seguro, que vuela o flota, y hacer filas en una bodega llena de gente extraña, no son actividades que parezcan diseñadas para el bienestar del ser humano.


2) De pronto esta que sigue es la más grande simplificación de lo que es la vida diaria desde la fenomenología hermenéutico-ontológica: que todos, así parezca que no, básicamente, estamos tratando de sobrevivir. Esto, en todas las dimensiones cotidianas de la existencia.

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