No quita nada: siempre tener curiosidad; siempre tener el ánimo de aprender; siempre mostrar el interés en que otros expliquen de manera sencilla, así el tema, para ellos o según ellos, no sea complejo.
Que lo otro parezca vivo e interesante se reduce a algo que es evidente, pero se pasa por alto: es la vida vivida lo que despierta interés; es ver las perspectivas de los otros y de lo otro. Ver que otros viven, también.
El recuerdo de los pecados pasados que nos causan vergüenza. Claro que debemos tener una actitud forward looking. ¿Qué utilidad puede entonces tener dicho recuerdo? Quizás no olvidar que no somos mucho, o que somos poco, frágiles y falibles. Quizás para perfeccionarnos, para retarnos, para pulirnos. Aunque también hay otro fruto: darse cuenta de que es aburridor y perjudicial ser ególatras y egoístas, es decir, que todo gire alrededor de uno mismo es bien dañino y no causa felicidad.
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