Que haya conductas que en ciertas latitudes sean consideradas morales y en otros inmorales ni debilita ni fortalece la postura del objetivismo moral que suscribo, siguiendo a Platón, a Aristóteles, a Scheler y a otros.
Es que como seres humanos normalmente nos equivocamos al tildar de moral o inmoral ciertas conductas porque en muchas ocasiones, esas conductas ni admiten ni merecen una consideración acerca de si son o no moralmente aceptables, es decir, son y deben ser indiferentes desde el punto de vista de la moral.
Lo anterior, en cambio, no menoscaba la posición del objetivismo moral, según la cual hay conductas que objetivamente se encuentran de conformidad con la moral y conductas que no. El objetivismo moral proclama que hay verdades morales superiores y que hay, por tanto, una moral objetiva.
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