Nuestro pensamiento es limitadísimo e imperfecto por las siguientes razones:
1) Porque hay una debilidad y fragilidad consustanciales.
2) Atado a lo anterior, porque hay una constante proclividad al error, al engaño y al autoengaño.
3) Porque hay una imposibilidad para notar toda la extensión, ámbito y alcance materiales (físicos) y temporales de las ideas.
4) Porque la apreciación y aprehensión de la verdad es difícil y a veces, imposible.
Por eso debemos refugiarnos en Dios. Por nuestra ceguera e incapacidad.
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