Baste ver y oír un noticiero de televisión; baste ojear un periódico; baste presenciar un intercambio entre personas que aparecen en programas de "opinión" o que derraman el odio en las llamadas redes sociales.
Claro que es más lo que no se ve que lo que se ve.
En cualquier caso, la superficialidad con una dosis generosa de imbecilidad, nunca están ausentes.
No hay inteligencia, pero sí hay maldad.
Eso es lo que caracteriza a muchos habitantes de la finca.
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