No me había dado cuenta de esto que paso a describir a continuación: que cuando leemos con curiosidad un periódico o vemos un noticiero de televisión, los relatos que presenciamos tienen que ver con personas inmersas en situaciones continuas de conflicto (ordinariamente políticos corruptos o delincuentes comunes) respecto de las cuales el espectador (nosotros) esperamos una resolución: o que se castiguen o que se liberen o que renuncien o que se vayan. Los comunicadores relatan especies de telenovelas incesantes cuyos protagonistas afectan las vidas reales de nosotros los espectadores. Estos últimos siempre tenemos sed de resolución, de justicia y de verdad.
¿Mas no es eso acaso algo similar o idéntico al curso de nuestra propia vida? ¿No somos continuos actores y testigos del día a día y no estamos acaso siempre pendientes de cómo se resolverán nuestras situaciones y de cómo terminará el asunto?
¿No será más que suficiente ser protagonistas y testigos de nuestra propia existencia y, por ende, algo inútil y desgastante* averiguar la de los demás o verla de cerca? Quizás sea imposible no hacerlo, pero probablemente sí podemos reducir nuestra exposición, aunque ¿cómo?
Leer u ojear menos frecuentemente los periódicos y no ver noticieros de televisión ni utilizar las redes sociales son formas eficaces para lograrlo.
*Es desgastante porque no se ha acabado una novela cuando ya están anunciando y presentando la otra. El drama y la tragedia nunca se acaban. Los comunicadores no hacen sino relatar continuamente novelas incesantes y dolorosas. Es que además eso es la vida: una tragicomedia que nunca acaba así tengamos sed de resolución, resolución o final que en la mayoría de ocasiones son incompletos.
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